Precalentar el horno a 180º C. Enmantequilar y enharinar un molde de 20 cm de diámetro, o cubrirlo con papel manteca (papel para hornear).
En un bol mezclar bien la harina cernida, el polvo de hornear, el bicarbonato y la sal. Reservar.
1 y 1/4 tazas harina, 1 y 1/4 cucharaditas polvo de hornear, 1/2 cucharaditas bicarbonato de sodio, 1/2 cucharaditas sal
En otro bol batir los huevos con la batidora (o a mano) hasta que tomen color limón claro, añadiendo el azúcar de a cucharadas, hasta que la mezcla esté esponjosa.
2 huevos, 3/4 taza azúcar
Verter lentamente el aceite en la mezcla de huevos y azúcar, mientras se continua batiendo, hasta incorporar bien. Agregar la esencia de vainilla y dejar de batir.
1/4 taza aceite, 1 y 1/2 cucharaditas esencia de vainilla
Incorporar alternadamente la mezcla de harina y la leche en tres adiciones cada una, empezando con la harina, luego la leche, luego la harina, y así hasta terminar. Mezclar suavemente con una espátula luego de cada adición, hasta obtener una masa lisa y cremosa.
3/4 taza leche
Colocar en el molde preparado y llevar al horno por 40 minutos, revisando a los 25 minutos y luego cada 5 minutos, hasta que el bizcocho esté dorado y al introducir un palillo este salga limpio. Es importante vigilar el bizcocho para que no se hornee demasiado, ya que eso lo dejaría seco en lugar de húmedo y esponjoso. Retirar del horno, desmoldar y dejar enfriar sobre una rejilla. Si no se va a usar en el momento, una vez frío envolver en papel manteca y luego en film plástico para conservar. Para un sabor y consistencia óptimos, usar en las siguientes 48 horas luego de horneado.